Integrantes de movimientos indígenas continuaban este miércoles en la séptima jornada de resistencia al «paquetazo» neoliberal aplicado por el Gobierno de Lenín Moreno y eran reprimidos por las fuerzas de seguridad en las calles de Quito. Las protestas, en tanto, se replicaban en Guayaquil y en otras provincias del país, en medio del toque de queda decretado por el Ejecutivo, que rige desde ayer «en áreas sensibles y de importancia estratégica» entre las 8 de la noche y las 5 de la mañana.
En principio, un grupo de manifestantes se reunieron en el céntrico parque Arbolito de la capital, donde marcharon pacíficamente hacia el palacio presidencial de Carondelet, que se encuentra desierto desde que Lenín Moreno decidió refugiarse con sus funcionarios en Guayaquil frente al contundente rechazo popular. Durante la tarde, efectivos de la policía reprimían con gases lacrimógenos a las personas que se desplazaban por el centro histórico de Quito.
En este marco, las Fuerzas Armadas del Ecuador justificaron la andanada represiva que vienen aplicando desde que comenzaron las protestas y expresaron a través de un comunicado que «actuarán en estricto cumplimiento de las normas y procedimientos legales correspondientes, por lo que se deslindan todo tipo de responsabilidad en el cumplimiento de su deber, y las consecuencias que se originen serán responsabilidad exclusiva de los actores que han convocado estos los actos».
Respecto a las restricciones impuestas a través del toque de queda, las FFAA detallaron que estarña limitada la movilidad en el centro histórico de Quito, en el complejo legislativo, en la zona de hospitales, en los alrededores de la Fiscalía general, en torno a las sedes gubernamentales y de la Corte Suprema de Justicia. El decreto dispuso, también, que se resguardarán las instalaciones militares y policiales, los puertos y aeropuertos, las antenas repetidoras de telecomunicaciones, los pozos petroleros, las centrales hidroeléctricas y las instalaciones de repartición eléctrica.
En este marco, el expresidente Rafael Correa le pidió al actual mandatario que adelante las elecciones para pacificar la convulsionada crisis social y política. «Si hay elecciones me presentaría si fuera necesario. Me inhabilitaron para ser presidente, pero de vicepresidente para abajo» podría ocupar un cargo, dijo el dirigente durante una conferencia de prensa convocada en la sede del Parlamento Europeo.
Correa instó, además. a que «la gente siga defendiendo sus derechos con firmeza, pero en paz, porque buscan cualquier excusa para la represión». El expresidente, que afronta dos pedidos de detención en territorio ecuatoriano, resaltó que el régimen de Lenín Moreno intentará frustrar su participación electoral basándose, justamente, en esas órdenes de arrestro. «¿Qué se inventarán? Ah, es que tiene orden de prisión. Yo voy y que me metan preso, pero que me dejen inscribir primero. Van a hacer lo que le hicieron a Lula de Silva, lo metieron preso y le impidieron inscribirse», desafió.