Luján, el epicentro de los pañuelos celestes

Compartimos el texto del colectivo de comunicación Ladran Sancho de Luján

Aborto legal, “el drama” de la Iglesia y el pedido a la virgen María

Luján fue sede de la movida contra la legalización del aborto con miles de creyentes y encomiendas divinas camino a la votación en el Senado. La apuesta del clero en una jornada reaccionaria frente a las mareas verdes.

Desde temprano fueron llegando a los pies del santuario nacional grupos religiosos, miles de familias, cientos de sacerdotes, seminaristas y monjas, y unos 50 obispos. La presencia local se mestizó con quienes se acercaron desde distintos puntos de la provincia y del país.

Con los colectivos estacionados en la lejanía, los asistentes comenzaron su marcha por la calle San Martín hasta llegar al punto de encuentro. Varios contingentes coparon la plaza y parte de la Avenida Nuestra Señora de Luján.

Aún con la plaza llena de personas siguiendo la misa sobre el escenario montado frente a la basílica, o por pantallas y torres de sonido, la convocatoria no fue lo que anunciaron desde el clero. Luján, epicentro de la movida contra el aborto legal, fue acondicionada para recibir a 300 mil personas pero a los pies de la Virgen no lograron arrimar a la cifra, según el calculo que off de record que reconocieron los organizadores unas 30 mil personas asistieron a la “misa por la vida”.

Banderas, standartes, pañuelos celestes, el pequeño feto de mano en mano por la plaza y hasta plateas preferenciales para funcionarios fueron las imágenes que ilustraron la mañana reaccionaria en Luján.

El intendente PRO, Oscar Luciani siguió la misa desde la terraza de la recova junto a su equipo de prensa. Foto: Julieta Brancatto.

Bajada de linea, desde el cielo.

– Para que aquellas mujeres que tomaron la dura decisión de abortar puedan descubrir el rostro misericordioso del señor.
– Escúchanos dios de la vida.

La ajustada pero favorable votación en diputados demostró que en la puja de la iglesia con la marea verde nadie puede descansar. Todas las fichas puestas para el 8 de agosto, cuando en el Senado se defina el asunto.

El presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea fue el encargado de hacer la bajada de línea a los siervos y siervas de dios. Sus primeras palabras mostraron tono de frustración, en su homilía hubo más encomiendas a la virgen que a la militancia católica y por poco se asumió que el aborto será legal.

Estamos perplejos y doloridos ante la posibilidad de que se sancione la ley de despenalización del aborto. Sería la primera vez que se dictaría en la Argentina y en tiempos de democracia una ley que legitime la eliminación de un ser humano por otro ser humano (…) el aborto no es un derecho, sino un drama.

Miles de religiosos pidieron a la virgen “salvar las dos vidas”. Foto: Julieta Brancatto

La polarización no es simple ni exacta. Las discusiones en clave de género y en particular el debate por el aborto demostraron no ser de clase ni de colores políticos, estrictamente. Por eso hay lugar a que conservadores se posicionen a favor de la ley y que aparezcan grietas en el seno de la iglesia como las Católicas por el Derecho a Decidir.

En esas arenas movedizas, el clero intentó hablarle a los grupos que entraron en duda. “Cultura del descarte” y “consumismo” fueron significantes disputados en la misa, estirando las manos de monseñór Ojea hasta Roma, para abrazarse a Bergoglio.

“A los y las jóvenes que están inmersos en una cultura que muchas veces nos envuelve y nos confunde, una cultura consumista que dice ‘con tu cuerpo hace lo que quieras y también vos pensá como quieras pero dejáme a mi hacer lo que quiero’.

Tampoco es cierto que vos podés hacer lo que quieras y que a nosotros no nos debe importar. Este razonamiento es fruto de una cultura que nos obliga a desentendernos de los demás como si la Patria fuera un amontonamiento de individuos en el que a nadie le importa que el otro se lastime. Cuanto más queremos a las personas, más nos importa lo que les pasa.

Agitando los pañuelos celestes la comunidad católica acompañaba la palabra de monseñor Ojea. Foto: Julieta Brancatto

No podemos quedarnos en enunciados y en palabras. Tenemos que asumir el compromiso social concreto que nos lleve a crear condiciones dignas para recibir la vida, acompañando a las hermanas nuestras que tienen embarazos en condiciones, en situaciones psíquicas y sociales sumamente vulnerables y frágiles. Es necesario encontrar la soluciones nuevas y creativas para que ninguna mujer busque recurrir a un desenlace que no es solución para nadie.

Nuestra Patria está en tensión. Madre mira a nuestras familias, mira a nuestros jóvenes, mira a nuestros niños y niñas por nacer. Ellos son los verdaderos tesoros, a vos te confiamos el futuro de nuestra Patria”.

Algunos rezan arrodillados, otros aprovechan el flujo de files para vender chucherias. Foto: Julieta Brancatto

Pasadas las 13 terminó la apuesta de la Iglesia Catolica frente a las exigencias del movimiento de mujeres. Fuegos artificiales, saludos y la canasta para la colecta destinada a solventar gastos marcaron el final de la jornada religiosa.

Cantando “no tenemos miedo” se marcharon los miles de creyentes, algunos envueltos en banderas argentinas, otros portando el pañuelo celeste. Todos y todas encomendados a que la virgen tuerza el debate en el Senado a su favor.

Del otro lado, la marea verde no religa su responsabilidad histórica en imágenes divinas y se vuelca a las calles, las intervenciones y debates en asambleas se redoblan camino al 8A.